de mi voz - miguel campello
sábado, 8 de noviembre de 2014
dicen
"Dicen que tengo mala cara.
que llego de madrugada y nunca sola.
Que fumo mucho, bebo mucho,
como mal y así me va"
dicen - d'callaos
martes, 30 de septiembre de 2014
versiones
En el mundo del arte, a veces el discípulo superaba al maestro. En el de la música también ocurre lo mismo, y en contadas ocasiones, una cover o canción versionada supera a la original. Nunca he sido muy de versiones de canciones ni de remixes, pero juzguen ustedes mismos, esta versión de Carlos Cano me parece, simplemente… magistral.
habaneras de cádiz - malahe
lunes, 29 de septiembre de 2014
ahora que...
Ese momento, en el que no existen las prisas, en el que te atreviste a coger el tren de esa estación que todos visitamos alguna vez, la estación de las dudas. Ese momento en el que está tan lejos el olvido, que los sentidos sienten sin miedo, que está tan sola la soledad.
"Ahora que" puede que sea una de las mejores canciones de Sabina, si no la mejor. En sólo unos minutos, consigue llevarte a ese instante en el que el mundo te parece estar recién pintado, a ese instante único en el que sientes que te estás enamorando, sin estarlo todavía...
"Ahora que nos besamos tan despacio,
ahora que aprendo bailes de salón,
ahora que una pensión es un palacio,
donde nunca falta espacio
para más de un corazón…"
No hay prisas, sólo ganas de aprender y vivir cosas nuevas junto a esa persona. No importa el lugar, una simple pensión puede convertirse en el mejor escenario si la compañía es la perfecta.
"y, en la estación de las dudas,
muere un tren de cercanías…"
¿Cuántos trenes de cercanía habrán muerto en esa estación por no atrevernos a cogerlos? Ahora da igual, ya estás montado en uno. Te arriesgaste, dijiste lo que pensabas sin pensar lo que decías, y en vez de un bofetón… te dieron un beso. Los trenes de los cobardes seguirán muriendo, seguirán vacíos. Los de los valientes no.
"Ahora que nos quedamos en la cama,
lunes, martes y fiestas de guardar,
ahora que no me acuerdo del pijama,
ni recorto el crucigrama,
ni me mato si te vas.
Ahora que tengo un alma
que no tenía.
Ahora que suenan palmas
por alegrías.
Ahora que nada es sagrado
ni, sobre mojado,
llueve todavía.
Ahora que hacemos olas
por incordiar.
Ahora que está tan sola
la soledad.
Ahora que todos los cuentos,
parecen el cuento
de nunca empezar."
Esos principios en los que todo es perfecto, en los que aún no ha llovido ni siquiera una vez y no hay lugar para esas situaciones que te han contado o que has vivido otras veces en las que ese todo se estropea. Piensas que esta vez es diferente, que lo que tienes es diferente, y que esos cuentos nunca van a empezar, que no te van a afectar. Sólo te importa esa persona que ha hecho que descubras tu propia alma, esa alma que desconocías que tenías, esa alma capaz de sentir y hacer sentir, y te da igual el tiempo, el día en el que estás y lo que haces, y no te preocupas si estás solo, porque sabes que es temporal, sabes que volverá.
Tranquilidad, serenidad, estabilidad… felicidad.
"Ahora que ponnos otra y qué se debe,
ahora que el mundo está recién pintado,
ahora que las tormentas son tan breves
y los duelos no se atreven
a dolernos demasiado…
Ahora que está tan lejos el olvido,
ahora que me perfumo cada día,
ahora que, sin saber, hemos sabido
querernos, como es debido,
sin querernos todavía…"
Quizás las mejores estrofas de la canción y que resumen todo lo que intenta expresar. Ese ahora en el que el mundo está recién pintado, en el que todo nos parece perfecto. Ese ahora en el que empezamos a querernos... pero no lo suficiente para que nos duelan los duelos, las aún breves tormentas, la rutina, los días, la vida… Ponnos otra pero sin prisas, bebamos despacio, tenemos tiempo, el olvido no existe, el olvido no importa. Lo que importa es este ahora, este ahora en el que te sientes más vivo de lo que estás, más vivo de lo que nunca has estado. Este ahora en el que nada es urgente, en el que todo es presente y hay pan para hoy.
"Ahora que los sentidos
sienten sin miedo."
¿Quién no ha tenido nunca miedo a sentir? ¿Por qué, simplemente, no nos dejamos llevar? ¿Miedo a enamorarse o miedo a que todo se joda? Aparta ese miedo y vive. Sólo eso… vive. Sin temor a nada, sin prejuicios, sin pensar en nada, sin pensar en qué pasará. Vive hoy, siente hoy, aunque mueras mañana.
"Ahora…
que sueño de noche,
que duermo de día."
Soñar mientras estás con alguien, sentir que duermes durante el día, en tu rutina, en tu trabajo, en tu otra vida. Preciosa frase... preciosa canción, qué decir más.
Cuando digo que Sabina me ha cambiado la vida es por canciones como estas. Tan asombrosamente maravillosas, únicas, extraordinarias. Canciones perfectas de discos perfectos. Simplemente.
Sólo os pido unos minutos para que la escuchéis. Tenéis toda una vida para entenderla, para sentirla, para hacerla vuestra. Tenéis toda una vida para vivir y hacer que cobre vida. Tenéis toda una vida para amar. Tenéis toda una vida para conseguir ese ahora...
Gracias, Joaquín.
"Ahora que" puede que sea una de las mejores canciones de Sabina, si no la mejor. En sólo unos minutos, consigue llevarte a ese instante en el que el mundo te parece estar recién pintado, a ese instante único en el que sientes que te estás enamorando, sin estarlo todavía...
"Ahora que nos besamos tan despacio,
ahora que aprendo bailes de salón,
ahora que una pensión es un palacio,
donde nunca falta espacio
para más de un corazón…"
No hay prisas, sólo ganas de aprender y vivir cosas nuevas junto a esa persona. No importa el lugar, una simple pensión puede convertirse en el mejor escenario si la compañía es la perfecta.
"y, en la estación de las dudas,
muere un tren de cercanías…"
¿Cuántos trenes de cercanía habrán muerto en esa estación por no atrevernos a cogerlos? Ahora da igual, ya estás montado en uno. Te arriesgaste, dijiste lo que pensabas sin pensar lo que decías, y en vez de un bofetón… te dieron un beso. Los trenes de los cobardes seguirán muriendo, seguirán vacíos. Los de los valientes no.
"Ahora que nos quedamos en la cama,
lunes, martes y fiestas de guardar,
ahora que no me acuerdo del pijama,
ni recorto el crucigrama,
ni me mato si te vas.
Ahora que tengo un alma
que no tenía.
Ahora que suenan palmas
por alegrías.
Ahora que nada es sagrado
ni, sobre mojado,
llueve todavía.
Ahora que hacemos olas
por incordiar.
Ahora que está tan sola
la soledad.
Ahora que todos los cuentos,
parecen el cuento
de nunca empezar."
Esos principios en los que todo es perfecto, en los que aún no ha llovido ni siquiera una vez y no hay lugar para esas situaciones que te han contado o que has vivido otras veces en las que ese todo se estropea. Piensas que esta vez es diferente, que lo que tienes es diferente, y que esos cuentos nunca van a empezar, que no te van a afectar. Sólo te importa esa persona que ha hecho que descubras tu propia alma, esa alma que desconocías que tenías, esa alma capaz de sentir y hacer sentir, y te da igual el tiempo, el día en el que estás y lo que haces, y no te preocupas si estás solo, porque sabes que es temporal, sabes que volverá.
Tranquilidad, serenidad, estabilidad… felicidad.
"Ahora que ponnos otra y qué se debe,
ahora que el mundo está recién pintado,
ahora que las tormentas son tan breves
y los duelos no se atreven
a dolernos demasiado…
Ahora que está tan lejos el olvido,
ahora que me perfumo cada día,
ahora que, sin saber, hemos sabido
querernos, como es debido,
sin querernos todavía…"
Quizás las mejores estrofas de la canción y que resumen todo lo que intenta expresar. Ese ahora en el que el mundo está recién pintado, en el que todo nos parece perfecto. Ese ahora en el que empezamos a querernos... pero no lo suficiente para que nos duelan los duelos, las aún breves tormentas, la rutina, los días, la vida… Ponnos otra pero sin prisas, bebamos despacio, tenemos tiempo, el olvido no existe, el olvido no importa. Lo que importa es este ahora, este ahora en el que te sientes más vivo de lo que estás, más vivo de lo que nunca has estado. Este ahora en el que nada es urgente, en el que todo es presente y hay pan para hoy.
"Ahora que los sentidos
sienten sin miedo."
¿Quién no ha tenido nunca miedo a sentir? ¿Por qué, simplemente, no nos dejamos llevar? ¿Miedo a enamorarse o miedo a que todo se joda? Aparta ese miedo y vive. Sólo eso… vive. Sin temor a nada, sin prejuicios, sin pensar en nada, sin pensar en qué pasará. Vive hoy, siente hoy, aunque mueras mañana.
"Ahora…
que sueño de noche,
que duermo de día."
Soñar mientras estás con alguien, sentir que duermes durante el día, en tu rutina, en tu trabajo, en tu otra vida. Preciosa frase... preciosa canción, qué decir más.
Cuando digo que Sabina me ha cambiado la vida es por canciones como estas. Tan asombrosamente maravillosas, únicas, extraordinarias. Canciones perfectas de discos perfectos. Simplemente.
Sólo os pido unos minutos para que la escuchéis. Tenéis toda una vida para entenderla, para sentirla, para hacerla vuestra. Tenéis toda una vida para vivir y hacer que cobre vida. Tenéis toda una vida para amar. Tenéis toda una vida para conseguir ese ahora...
Gracias, Joaquín.
ahora que - joaquín sabina (19 días y 500 noches)
lunes, 8 de septiembre de 2014
con casio y a lo loco
No tengo Runtastic de ese, ni Endomondo, ni endometrio… (bueno, endometrio creo que sí tengo). Salgo a correr con un simple Casio. El de toda la vida. Aquel que en su día era moderno porque tenía cronómetro (y qué decir del que tenía calculadora, por favor! qué maravilla!). No tengo ni idea de los kilómetros que hago ni de la velocidad a la que voy, que no creo yo que sea excesiva. Tampoco hay necesidad de convertirse en Usain Bolt de un plumazo. Sólo se que después de llevar más de diez años sin hacer deporte, que se dice pronto, es un gustazo volver a sentir la cosilla esta tan gratificante que te da, si no cuentas las pérdidas de pulmones que sufro, que es raro el día que no llego a casa con uno de ellos en la mano. El caso es que engancha, y eso es así, lo diga yo, una mindungui oxidá, o un profesional. Y que la horita esa de desconexión del mundo sienta genial.
Empecé a correr hace un par de meses, cuando me di cuenta que mi vida era demasiado sedentaria y que mis posaderas tenían la misma blandez que la barriga de Homer. Así que tenía que hacer algo, y ya que no tengo un sótano con canastas, como Jordan, y que a los gimnasios la gente va más arreglada que a una boda y que me da pereza ver tanto escote masculino tonificándose, decidí lo más simple, pillarme unas zapatillinas decentes, unas mallas (muy a mi pesar, que las odio) y hala… a correr un poco. El primer día flato cuando todavía se veía el portal de mi casa. El segundo agujetas. El tercero pérdida de pulmón y de gemelos (perdón, de "gemeliers", que ahora está muy de moda ese grupo "musical"), y ya a partir del cuarto… pues como que le vas cogiendo gustillo a la cosa, fíjate. Ya no sólo por el beneficio físico que te aporta, que es tremendo, sino por el psíquico. Estar ese tiempo al margen de tu vida, de tus problemas, de tu móvil y obligaciones… es indescriptible. Tú, tu iPod, la calle y poco más.
Esa era otra. ¿Qué música te pones para correr? Me recomendaron música actual, electrónica, sesiones creadas especialmente para running… Pues nada, igual que me acostumbré en su día a estudiar algunas asignaturas con flamenco (ni os imaginais lo que me ayudaron Paco de Lucía y Camarón con las matemáticas financieras), en el iPod me llevo mi flamenquito, que tanto me anima y que tan a gusto se escucha. No hace falta nada especial, y no hay ninguuuuuuna necesidad de ponerse a Enrique Iglesias taladrándote el oído con que quiere bailar contigo. A ver, chaval… baila con tu madre, que es filipina y tiene mucha clase, pero a mi ya me tienes muy cansá.
En resumen, que nunca llegaré a ser una profesional, ni lo pretendo, ni creo que llegue a correr una media maratón. Corro sólo cuando el cansancio rutinario me lo permite. Tampoco creo que algún día puedas darme ánimos en tiempo real en una sesión de runtastic, ni creo que consiga dejar de fumar del todo (ojalá), ni llevaré unas zapatillas de más de cincuenta euros, ni pulsómetro, ni sesiones musicales específicas. Pero que mola el salir a correr… sí, eso sí te lo digo, y que cada vez hacen menos daño los anuncios de Decathlon… también te lo digo.
Así que vamos allá, objetivo culo duro, por favor! Corramos un rato, duchémonos (que hay gente que no se termina de acostumbrar a eso de la higiene) y vayámonos de cañas a reírnos! Maravilloso todo ;-)
Empecé a correr hace un par de meses, cuando me di cuenta que mi vida era demasiado sedentaria y que mis posaderas tenían la misma blandez que la barriga de Homer. Así que tenía que hacer algo, y ya que no tengo un sótano con canastas, como Jordan, y que a los gimnasios la gente va más arreglada que a una boda y que me da pereza ver tanto escote masculino tonificándose, decidí lo más simple, pillarme unas zapatillinas decentes, unas mallas (muy a mi pesar, que las odio) y hala… a correr un poco. El primer día flato cuando todavía se veía el portal de mi casa. El segundo agujetas. El tercero pérdida de pulmón y de gemelos (perdón, de "gemeliers", que ahora está muy de moda ese grupo "musical"), y ya a partir del cuarto… pues como que le vas cogiendo gustillo a la cosa, fíjate. Ya no sólo por el beneficio físico que te aporta, que es tremendo, sino por el psíquico. Estar ese tiempo al margen de tu vida, de tus problemas, de tu móvil y obligaciones… es indescriptible. Tú, tu iPod, la calle y poco más.
Esa era otra. ¿Qué música te pones para correr? Me recomendaron música actual, electrónica, sesiones creadas especialmente para running… Pues nada, igual que me acostumbré en su día a estudiar algunas asignaturas con flamenco (ni os imaginais lo que me ayudaron Paco de Lucía y Camarón con las matemáticas financieras), en el iPod me llevo mi flamenquito, que tanto me anima y que tan a gusto se escucha. No hace falta nada especial, y no hay ninguuuuuuna necesidad de ponerse a Enrique Iglesias taladrándote el oído con que quiere bailar contigo. A ver, chaval… baila con tu madre, que es filipina y tiene mucha clase, pero a mi ya me tienes muy cansá.
En resumen, que nunca llegaré a ser una profesional, ni lo pretendo, ni creo que llegue a correr una media maratón. Corro sólo cuando el cansancio rutinario me lo permite. Tampoco creo que algún día puedas darme ánimos en tiempo real en una sesión de runtastic, ni creo que consiga dejar de fumar del todo (ojalá), ni llevaré unas zapatillas de más de cincuenta euros, ni pulsómetro, ni sesiones musicales específicas. Pero que mola el salir a correr… sí, eso sí te lo digo, y que cada vez hacen menos daño los anuncios de Decathlon… también te lo digo.
Así que vamos allá, objetivo culo duro, por favor! Corramos un rato, duchémonos (que hay gente que no se termina de acostumbrar a eso de la higiene) y vayámonos de cañas a reírnos! Maravilloso todo ;-)
sábado, 6 de septiembre de 2014
steve bean - bohemian rhapsody cover
Una de las cosas más impresionantes que he escuchado y visto en mi vida…
cuando
Cuando aprieta la vida, cuando vuelve el miedo. Cuando revives recuerdos, cuando los días te golpean y las noches se alargan. Cuando no tienes tiempo de pensar en ti, en tu mundo, en tus sueños. Cuando no tienes a nadie que te sostenga la mirada, que te mire, que te escuche. Cuando piensas qué has hecho este tiempo, en tu rutina, en ti misma. Cuando te gustaría volver atrás, cuando añoras días pasados, cuando quieres recordar pero temes hacerlo. Cuando necesitas algo que no llega. Cuando temes que llegue algo que llegará. Cuando no tienes ganas de nada y las apariencias se apoderan de ti. Cuando te resulta más fácil sonreír que explicar por qué no lo haces. Cuando callas y permaneces ausente. Cuando te faltan las fuerzas.
Cuando pasa todo esto… sólo hay una cosa que permanece impasible con el tiempo y con los hechos. Cuando pasa todo esto… sólo nos queda la música.
Cuando pasa todo esto… sólo hay una cosa que permanece impasible con el tiempo y con los hechos. Cuando pasa todo esto… sólo nos queda la música.
bohemian rhapsody - queen
wembley (1986)
cuando era más joven
Mañana era nunca y nunca llegaba pasado mañana.
Cuando era más joven, la vida era dura, distinta y feliz.
Muy feliz.
Cuando era más joven, la vida era dura, distinta y feliz.
Muy feliz.
cuando era más joven - joaquín sabina
martes, 2 de septiembre de 2014
el muerto vivo
el muerto vivo - peret con marina "la canillas"
(Se que no soy la única persona que piensa que Peret no ha muerto y que se está tomando unas cañas)
tan joven y tan viejo - versión
antonio garcía de diego - tan joven y tan viejo (joaquín sabina)
A veces, las personas que te rodean y que permanecen en un segundo plano…
pueden convertirte incluso en alguien más grande de lo que ya eres.
las etiquetas
Prefiero llamarlos "ventidoce", pero en poco más de un mes cumplo 32 años, y aunque mi edad empieza a ser considerable como para preocuparme por idioteces y, aparte, creo que estoy en ese momento de la vida en que me dan mucha pereza las tonterías, hay cosas que me tocan los cojones, hablando claro, y que me cansan. Me cansan mucho.
No soy un personaje famoso de esos que venden su vida privada en la tele, es más… me considero bastante simple, por lo que no entiendo por qué narices hay gente a la que le importa tanto mi vida personal. Si no me conoces… ¿qué más te da a ti con quién me acuesto o con quién no me acuesto?
Hace un par de semanas, a un ser al que apenas conozco y al que nunca he tenido intención de conocer más, le pareció oportuno catalogarme, así… sin más, sólo por mi manera de vestir y mi apariencia física.
No voy a entrar en más detalles porque cada vez que recuerdo a semejante personaje y a la situación surrealista que me hizo vivir, me rechinan hasta los dientes. Y no tengo necesidad. Pero fue la gota que colmó el vaso. Un vaso que se está llenando poco a poco desde hace años, cuando yo nunca he pedido que me den de beber, y estoy cansada. Muuuuuuy cansada de todo ya.
Las etiquetas. Aquí parece que todos tenemos que seguir el mismo estilo de vestir, que tengo que usar falda, escote, tacones, llevar el pelo largo y maquillarme los ojos cada sábado por el hecho de ser mujer. Y que vestir con vaqueros, converse, camisetas y llevar el pelo corto conlleva una etiqueta colgada en la nuca donde vienen mis instrucciones de uso y disfrute, y que puede ser utilizada a modo de insulto cada vez que al personal le de la gana. Sin conocerme de nada. Pero como mi apariencia física es tal… tengo que ser de tal manera.
Homosexual, bisexual, hetero… ¿qué más te da a ti mi tendencia sexual si aunque fueras la última persona de este mundo no me iba a acostar contigo? ¿por qué se le da tanta importancia a esto? a mi me resulta tan absurdo todo…
Bob Marley decía que las guerras seguirán mientras el color de la piel siga siendo más importante que la de los ojos. Adaptándola a este tema, ojalá que la gente se fijara más en el color de los ojos de cada persona en vez de en su forma de vestir o actuar. Si al final lo que importa es cómo eres, no la fachada de fuera.
En fin, semejante parrafada para nada, seguiré aguantando la etiqueta de turno, unas veces me toca una y otras veces otras, unas veces me reiré y otras veces me sentará mal. Pero tengo claro algo, y es que no voy a cambiar porque la gente quiera que cambie, o para evitar que se me catalogue de una manera o de otra. Me acuerdo de pequeña, que me llamaban "marimacho" porque jugaba al baloncesto. Lo pienso ahora y me río, pero en aquel momento llegué a acomplejarme mucho. Ese tipo de insulto, o simplemente… el hacerte sentir diferente con esa edad… puede llegar a hacer mucho daño. Y sólo… ¿porque jugaba al baloncesto en vez de hacer gimnasia rítmica? ¿Estamos tontos o qué coño pasa?
Todo esto te ayuda a darte cuenta de muchas cosas, y en realidad me considero una persona muy afortunada. Estoy rodeada de gente que me mira a los ojos en vez de a mi ropa, y que le da exactamente igual si llevo tacones y vestido o unas converse y una sudadera. Y seguramente, lo que le pasa a las personas que se dedican a poner etiquetas y a inventarse tonterías, es que carecen de todo lo que por suerte… yo puedo disfrutar a mi lado. Gente maravillosa. Y esta gente es la que me hace ser como soy y no cambiar. Y no me cansaría de dar las gracias por ello.
Así que llámame como quieras, que yo mientras seguiré haciendo lo mismo que hasta ahora… reírme de la vida.
No soy un personaje famoso de esos que venden su vida privada en la tele, es más… me considero bastante simple, por lo que no entiendo por qué narices hay gente a la que le importa tanto mi vida personal. Si no me conoces… ¿qué más te da a ti con quién me acuesto o con quién no me acuesto?
Hace un par de semanas, a un ser al que apenas conozco y al que nunca he tenido intención de conocer más, le pareció oportuno catalogarme, así… sin más, sólo por mi manera de vestir y mi apariencia física.
No voy a entrar en más detalles porque cada vez que recuerdo a semejante personaje y a la situación surrealista que me hizo vivir, me rechinan hasta los dientes. Y no tengo necesidad. Pero fue la gota que colmó el vaso. Un vaso que se está llenando poco a poco desde hace años, cuando yo nunca he pedido que me den de beber, y estoy cansada. Muuuuuuy cansada de todo ya.
Las etiquetas. Aquí parece que todos tenemos que seguir el mismo estilo de vestir, que tengo que usar falda, escote, tacones, llevar el pelo largo y maquillarme los ojos cada sábado por el hecho de ser mujer. Y que vestir con vaqueros, converse, camisetas y llevar el pelo corto conlleva una etiqueta colgada en la nuca donde vienen mis instrucciones de uso y disfrute, y que puede ser utilizada a modo de insulto cada vez que al personal le de la gana. Sin conocerme de nada. Pero como mi apariencia física es tal… tengo que ser de tal manera.
Homosexual, bisexual, hetero… ¿qué más te da a ti mi tendencia sexual si aunque fueras la última persona de este mundo no me iba a acostar contigo? ¿por qué se le da tanta importancia a esto? a mi me resulta tan absurdo todo…
Bob Marley decía que las guerras seguirán mientras el color de la piel siga siendo más importante que la de los ojos. Adaptándola a este tema, ojalá que la gente se fijara más en el color de los ojos de cada persona en vez de en su forma de vestir o actuar. Si al final lo que importa es cómo eres, no la fachada de fuera.
En fin, semejante parrafada para nada, seguiré aguantando la etiqueta de turno, unas veces me toca una y otras veces otras, unas veces me reiré y otras veces me sentará mal. Pero tengo claro algo, y es que no voy a cambiar porque la gente quiera que cambie, o para evitar que se me catalogue de una manera o de otra. Me acuerdo de pequeña, que me llamaban "marimacho" porque jugaba al baloncesto. Lo pienso ahora y me río, pero en aquel momento llegué a acomplejarme mucho. Ese tipo de insulto, o simplemente… el hacerte sentir diferente con esa edad… puede llegar a hacer mucho daño. Y sólo… ¿porque jugaba al baloncesto en vez de hacer gimnasia rítmica? ¿Estamos tontos o qué coño pasa?
Todo esto te ayuda a darte cuenta de muchas cosas, y en realidad me considero una persona muy afortunada. Estoy rodeada de gente que me mira a los ojos en vez de a mi ropa, y que le da exactamente igual si llevo tacones y vestido o unas converse y una sudadera. Y seguramente, lo que le pasa a las personas que se dedican a poner etiquetas y a inventarse tonterías, es que carecen de todo lo que por suerte… yo puedo disfrutar a mi lado. Gente maravillosa. Y esta gente es la que me hace ser como soy y no cambiar. Y no me cansaría de dar las gracias por ello.
Así que llámame como quieras, que yo mientras seguiré haciendo lo mismo que hasta ahora… reírme de la vida.
domingo, 31 de agosto de 2014
alguna cosa
Esto es una las cosas buenas de hacer limpieza en la habitación, que te aperecen antiguos cds que hacía mucho que no escuchabas. Recuerdo que conocí este grupo por casualidad. Hace varios años compartieron cartel con Chambao, y la curiosidad me hizo "indagar" en su música. Defienden la música gratuita, por lo que puedes descargar todos sus discos aquí: http://www.dcallaos.com/discografia/.
Muy recomendables si te gusta el flamenquito, la rumbita, la buena música y la buena gente ;-)
Muy recomendables si te gusta el flamenquito, la rumbita, la buena música y la buena gente ;-)
d'callaos - alguna cosa
cuando el viento se las lleva
No sólo Miguel Poveda canta flamenco en España. En este país es por lo que nos da. Ahora es Poveda y antes fueron Diego El Cigala y Pitingo. El flamenco no es moda, es arte. Y no se mide por discos vendidos.
miguel campello - espineta (acústico)
fuimos el miedo que en primavera
tienen las hojas cuando el viento se las lleva
dos almas
Hace tiempo leí que cantar con el corazón logra transformar el alma de quien canta y de quien escucha. Y es que hay voces que, sin saber por qué… te llegan, sin más.
Creo que es así de simple. No se trata de saber entonar una canción, de tener una buena voz. Se trata de saber cantar, de hacerlo con sentimiento, con coraje. De conectar con quien escucha, de transmitir. De saber transmitir.
Es una pena que existan voces increíbles que no tengan el reconocimiento que merecen. Cuestión de suerte, marketing, dinero, discográficas, crisis musical… No debería existir nunca ningún muro entre una voz que quiere cantar y un oído que quiere escuchar. Entre dos almas que quieren conectarse, como se conectan los amantes...
Creo que es así de simple. No se trata de saber entonar una canción, de tener una buena voz. Se trata de saber cantar, de hacerlo con sentimiento, con coraje. De conectar con quien escucha, de transmitir. De saber transmitir.
Es una pena que existan voces increíbles que no tengan el reconocimiento que merecen. Cuestión de suerte, marketing, dinero, discográficas, crisis musical… No debería existir nunca ningún muro entre una voz que quiere cantar y un oído que quiere escuchar. Entre dos almas que quieren conectarse, como se conectan los amantes...
amantes - malahe
sábado, 30 de agosto de 2014
lejos de lisboa
Pablo Guerrero adaptó este fado para la inigualable voz de Pasión Vega. "Lejos de Lisboa" pertenece a uno de estos discos perfectos que de vez en cuando aparecen… y permanecen. "Banderas de nadie". Maravillosa canción y maravilloso disco.
La melancolía de calles antiguas
que huelen a mares.
Gente que camina y luces de luna
de barcos que parten.
Si cierro los ojos puedo ver las calles
por donde anduvimos.
Y escuchar canciones que hablan
de un destino que nunca tuvimos.
Poemas del aire vendrán hasta aquí
lejos de Lisboa y lejos de ti.
Amor recordado tristeza sin fin
lejos de Lisboa y lejos de ti.
La ropa tendida al sol de la tarde
banderas de nadie.
Las calles en cuesta
que suben a un cielo
de azules que arden.
Plazas con palomas
puestos de claveles y de rosas blancas
la ciudad antigua guarda la memoria
de un tiempo que escapa.
Todo hijo es padre de la muerte de su padre
"Hay una ruptura en la historia de la familia, donde las edades se acumulan y se superponen y el orden natural no tiene sentido: es cuando el hijo se convierte en el padre de su padre.
Es cuando el padre se hace mayor y comienza a trotar como si estuviera dentro de la niebla. Lento, lento, impreciso. Es cuando uno de los padres que te tomó con fuerza de la mano cuando eras pequeño ya no quiere estar solo. Es cuando el padre, una vez firme e insuperable, se debilita y toma aliento dos veces antes de levantarse de su lugar. Es cuando el padre, que en otro tiempo había mandado y ordenado, hoy sólo suspira, solo gime, y busca dónde está la puerta y la ventana - todo corredor ahora está lejos. Es cuando uno de los padres, antes dispuesto y trabajador, fracasa en ponerse su propia ropa y no recuerda sus medicamentos.
Y nosotros, como hijos, no haremos otra cosa sino aceptar que somos responsables de esa vida. Aquella vida que nos engendró depende de nuestra vida para morir en paz.
Todo hijo es el padre de la muerte de su padre.
Tal vez la vejez del padre y de la madre es curiosamente el último embarazo. Nuestra última enseñanza. Una oportunidad para devolver los cuidados y el amor que nos han dado por décadas. Y así como adaptamos nuestra casa para cuidar de nuestros bebés, bloqueando tomas de luz y poniendo corralitos, ahora vamos a cambiar la distribución de los muebles para nuestros padres.
La primera transformación ocurre en el cuarto de baño. Seremos los padres de nuestros padres los que ahora pondremos una barra en la bañera. La barra es emblemática. La barra es simbólica. La barra es inaugurar el “destemplamiento de las aguas”. Porque la ducha, simple y refrescante, ahora es una tempestad para los viejos pies de nuestros protectores. No podemos dejarlos ningún momento.
La casa de quien cuida de sus padres tendrá abrazaderas por las paredes. Y nuestros brazos se extenderán en forma de barandillas .
Envejecer es caminar sosteniéndose de los objetos, envejecer es incluso subir escaleras sin escalones. Seremos extraños en nuestra propia casa. Observaremos cada detalle con miedo y desconocimiento, con duda y preocupación. Seremos arquitectos, diseñadores, ingenieros frustrados. ¿Cómo no previmos que nuestros padres se enfermarían y necesitarían de nosotros?
Nos lamentaremos de los sofás, las estatuas y la escalera de caracol. Lamentaremos todos los obstáculos y la alfombra. Feliz el hijo que es el padre de su padre antes de su muerte, y pobre del hijo que aparece sólo en el funeral y no se despide un poco cada día.
Mi amigo Joseph Klein acompañó a su padre hasta sus últimos minutos. En el hospital, la enfermera hacía la maniobra para moverlo de la cama a la camilla, tratando de cambiar las sábanas cuando Joe gritó desde su asiento:
- Deja que te ayude.
Reunió fuerzas y tomó por primera a su padre en su regazo. Colocó la cara de su padre contra su pecho. Acomodó en sus hombros a su padre consumido por el cáncer: pequeño, arrugado, frágil , tembloroso. Se quedó abrazándolo por un buen tiempo, el tiempo equivalente a su infancia, el tiempo equivalente a su adolescencia, un buen tiempo, un tiempo interminable.
Meciendo a su padre de un lado al otro. Acariciando a su padre. Y decía en voz baja:
- Estoy aquí, estoy aquí, papá!
Lo que un padre quiere oír al final de su vida es que su hijo está ahí".
Es cuando el padre se hace mayor y comienza a trotar como si estuviera dentro de la niebla. Lento, lento, impreciso. Es cuando uno de los padres que te tomó con fuerza de la mano cuando eras pequeño ya no quiere estar solo. Es cuando el padre, una vez firme e insuperable, se debilita y toma aliento dos veces antes de levantarse de su lugar. Es cuando el padre, que en otro tiempo había mandado y ordenado, hoy sólo suspira, solo gime, y busca dónde está la puerta y la ventana - todo corredor ahora está lejos. Es cuando uno de los padres, antes dispuesto y trabajador, fracasa en ponerse su propia ropa y no recuerda sus medicamentos.
Y nosotros, como hijos, no haremos otra cosa sino aceptar que somos responsables de esa vida. Aquella vida que nos engendró depende de nuestra vida para morir en paz.
Todo hijo es el padre de la muerte de su padre.
Tal vez la vejez del padre y de la madre es curiosamente el último embarazo. Nuestra última enseñanza. Una oportunidad para devolver los cuidados y el amor que nos han dado por décadas. Y así como adaptamos nuestra casa para cuidar de nuestros bebés, bloqueando tomas de luz y poniendo corralitos, ahora vamos a cambiar la distribución de los muebles para nuestros padres.
La primera transformación ocurre en el cuarto de baño. Seremos los padres de nuestros padres los que ahora pondremos una barra en la bañera. La barra es emblemática. La barra es simbólica. La barra es inaugurar el “destemplamiento de las aguas”. Porque la ducha, simple y refrescante, ahora es una tempestad para los viejos pies de nuestros protectores. No podemos dejarlos ningún momento.
La casa de quien cuida de sus padres tendrá abrazaderas por las paredes. Y nuestros brazos se extenderán en forma de barandillas .
Envejecer es caminar sosteniéndose de los objetos, envejecer es incluso subir escaleras sin escalones. Seremos extraños en nuestra propia casa. Observaremos cada detalle con miedo y desconocimiento, con duda y preocupación. Seremos arquitectos, diseñadores, ingenieros frustrados. ¿Cómo no previmos que nuestros padres se enfermarían y necesitarían de nosotros?
Nos lamentaremos de los sofás, las estatuas y la escalera de caracol. Lamentaremos todos los obstáculos y la alfombra. Feliz el hijo que es el padre de su padre antes de su muerte, y pobre del hijo que aparece sólo en el funeral y no se despide un poco cada día.
Mi amigo Joseph Klein acompañó a su padre hasta sus últimos minutos. En el hospital, la enfermera hacía la maniobra para moverlo de la cama a la camilla, tratando de cambiar las sábanas cuando Joe gritó desde su asiento:
- Deja que te ayude.
Reunió fuerzas y tomó por primera a su padre en su regazo. Colocó la cara de su padre contra su pecho. Acomodó en sus hombros a su padre consumido por el cáncer: pequeño, arrugado, frágil , tembloroso. Se quedó abrazándolo por un buen tiempo, el tiempo equivalente a su infancia, el tiempo equivalente a su adolescencia, un buen tiempo, un tiempo interminable.
Meciendo a su padre de un lado al otro. Acariciando a su padre. Y decía en voz baja:
- Estoy aquí, estoy aquí, papá!
Lo que un padre quiere oír al final de su vida es que su hijo está ahí".
(Fabrício Carpinejar "Todo filho é pai da morte de seu pai")
Ludovico Eunaudi - Nuvole Bianche
martes, 24 de junio de 2014
Una noche extraordinaria (2)
marlango - Centro de Ocio Contemporáneo (COC)
Badajoz - 21/06/14
Fotografías de Enrique Moreno Pabón
domingo, 22 de junio de 2014
Una noche extraordinaria (1)
Gran Sol.
Esta era la canción que sonaba en el coche de mi hermano esa noche de hace diez años. Desde entonces, Marlango se convirtió en uno de mis grupos preferidos, pasando a pertenecer a la pequeña lista de los que yo llamo "mis intocables". Desde entonces, Marlango no ha estado nunca fuera de ninguno de mis iPod, y sus cds y vinilos siempre han tenido un lugar privilegiado en mi estantería. Para mi son únicos, y no me canso de escucharlos, ya sea en directo o a través de mis inseparables auriculares. Hoy en día es difícil encontrar música que me impresione, que me despierten ese "joder, qué buenos son, por favor!", y Marlango lo hizo desde el principio, desde esa vez que los primeros acordes a piano de "Gran sol" hicieron que me enganchara a ellos hasta hoy.
Y anoche los volví a ver en directo, después de cuatro años desde aquel íntimo y diferente concierto en el Teatro Alcazar de Madrid. Y anoche Leonor no llevaba ningún jersey de angora de los que enamoraron a Tom Waits, pero consiguió… y consiguieron enamorarnos a todos los que estuvimos allí.
Y me sorprendieron. Por su simpleza, por su cercanía, por su complicidad con un público escaso pero entregado. Por empezar el concierto con una inmensa "Hold me tight". Por tocar temas pasados pero presentes y nada esperados, como los maravillosos "Madness", "Maybe"y "Enjoy the ride. Esta vez más tranquila, menos intensa y sin empezarla con su clásico altavoz, pero igualmente única. Por enamorarnos con sus versiones: "Vete", de Los Amaya, indescriptible. "Semilla negra", de Radio Futura, espectacular. Y la inesperada "When I'm 64", que mi hermano y yo no conseguimos descubrir que era de los Beatles hasta que terminó, pero que nos mantuvo sin pestañear esos minutos.
Sin palabras para su "Pequeño vals", para esos silbidos cómplices, para esos pasos que te transportan al pequeño espacio donde bailan dos personas. Would you mind if I just sit down here and watch you dance that waltz? Maravillosa. Es curioso como una canción tan sencilla, tan limpia, tan humilde… puede transmitirte tanto. Para mi una obra de arte. Preguntaron al público qué tocar, la pedí y la tocaron. Gracias. Fue increíble.
Mención especial también para "Not without you", que consigue estremecerme cada vez que la escucho. A veces las canciones más tristes son las mejores. Simplemente preciosa.
"Bocas prestadas", "Gira", "Dame la razón"… Las canciones del último disco se intercalaban entre sus clásicos. En español, diferentes… pero no menos bonitas. Sin olvidar su "Si yo fuera otra", dedicada a Peeeeeeeedro!! y tremendamente genial.
Y un concierto de Marlango no puede terminar sin apretar el universo entre tus dedos, squeeze the universe between your fingers. "Shake the moon". Impresionante, con su peculiar matiz de locura. Única. Nunca la tocan igual. En cada concierto es diferente. Gracias por terminar con ella, gracias por esas palabras sin micrófono, gracias por darle forma a la luna de nuevo.
Eché de menos a Óscar. A esa trompeta que siempre ha caracterizado a Marlango. Quizás el único "pero" que le pongo al concierto. Trompeta cada vez menos presente en sus discos, y si no indispensable… creo que es necesaria. La esencia de Marlango, tal vez. Una pena no contar con ella anoche.
En resumen, concierto inolvidable. Por ellos y por los que me acompañaron a verlos, por su enjoy the ride, shake the moon y su pequeño vals, porque les conocimos y se dejaron conocer, por los dos bombines pintados en mi cd, por Alejandro, por ese Óscar que sólo estuvo en nuestras cabezas, por la extrema belleza de Leonor, por ese asiento improvisado en la escalera, por ese folio con las canciones, por ese hold me tight. Porque les quiero, porque la música es maravillosa, porque son muy grandes, y porque deseo y se… que "el porvenir" que nos espera en octubre será un regalo como el resto de su música. Gracias, Marlango, por seguir creyendo en lo que creéis y por hacer que desconectemos del mundo con vuestras canciones. Sois únicos.
Let's do the marlango thing!
Esta era la canción que sonaba en el coche de mi hermano esa noche de hace diez años. Desde entonces, Marlango se convirtió en uno de mis grupos preferidos, pasando a pertenecer a la pequeña lista de los que yo llamo "mis intocables". Desde entonces, Marlango no ha estado nunca fuera de ninguno de mis iPod, y sus cds y vinilos siempre han tenido un lugar privilegiado en mi estantería. Para mi son únicos, y no me canso de escucharlos, ya sea en directo o a través de mis inseparables auriculares. Hoy en día es difícil encontrar música que me impresione, que me despierten ese "joder, qué buenos son, por favor!", y Marlango lo hizo desde el principio, desde esa vez que los primeros acordes a piano de "Gran sol" hicieron que me enganchara a ellos hasta hoy.
Y anoche los volví a ver en directo, después de cuatro años desde aquel íntimo y diferente concierto en el Teatro Alcazar de Madrid. Y anoche Leonor no llevaba ningún jersey de angora de los que enamoraron a Tom Waits, pero consiguió… y consiguieron enamorarnos a todos los que estuvimos allí.
Y me sorprendieron. Por su simpleza, por su cercanía, por su complicidad con un público escaso pero entregado. Por empezar el concierto con una inmensa "Hold me tight". Por tocar temas pasados pero presentes y nada esperados, como los maravillosos "Madness", "Maybe"y "Enjoy the ride. Esta vez más tranquila, menos intensa y sin empezarla con su clásico altavoz, pero igualmente única. Por enamorarnos con sus versiones: "Vete", de Los Amaya, indescriptible. "Semilla negra", de Radio Futura, espectacular. Y la inesperada "When I'm 64", que mi hermano y yo no conseguimos descubrir que era de los Beatles hasta que terminó, pero que nos mantuvo sin pestañear esos minutos.
Sin palabras para su "Pequeño vals", para esos silbidos cómplices, para esos pasos que te transportan al pequeño espacio donde bailan dos personas. Would you mind if I just sit down here and watch you dance that waltz? Maravillosa. Es curioso como una canción tan sencilla, tan limpia, tan humilde… puede transmitirte tanto. Para mi una obra de arte. Preguntaron al público qué tocar, la pedí y la tocaron. Gracias. Fue increíble.
Mención especial también para "Not without you", que consigue estremecerme cada vez que la escucho. A veces las canciones más tristes son las mejores. Simplemente preciosa.
"Bocas prestadas", "Gira", "Dame la razón"… Las canciones del último disco se intercalaban entre sus clásicos. En español, diferentes… pero no menos bonitas. Sin olvidar su "Si yo fuera otra", dedicada a Peeeeeeeedro!! y tremendamente genial.
Y un concierto de Marlango no puede terminar sin apretar el universo entre tus dedos, squeeze the universe between your fingers. "Shake the moon". Impresionante, con su peculiar matiz de locura. Única. Nunca la tocan igual. En cada concierto es diferente. Gracias por terminar con ella, gracias por esas palabras sin micrófono, gracias por darle forma a la luna de nuevo.
Eché de menos a Óscar. A esa trompeta que siempre ha caracterizado a Marlango. Quizás el único "pero" que le pongo al concierto. Trompeta cada vez menos presente en sus discos, y si no indispensable… creo que es necesaria. La esencia de Marlango, tal vez. Una pena no contar con ella anoche.
En resumen, concierto inolvidable. Por ellos y por los que me acompañaron a verlos, por su enjoy the ride, shake the moon y su pequeño vals, porque les conocimos y se dejaron conocer, por los dos bombines pintados en mi cd, por Alejandro, por ese Óscar que sólo estuvo en nuestras cabezas, por la extrema belleza de Leonor, por ese asiento improvisado en la escalera, por ese folio con las canciones, por ese hold me tight. Porque les quiero, porque la música es maravillosa, porque son muy grandes, y porque deseo y se… que "el porvenir" que nos espera en octubre será un regalo como el resto de su música. Gracias, Marlango, por seguir creyendo en lo que creéis y por hacer que desconectemos del mundo con vuestras canciones. Sois únicos.
Let's do the marlango thing!
enjoy the ride
semilla negra
not without you
shake the moon
domingo, 27 de abril de 2014
abril robado
Creía tenerlo a buen recaudo, bajo llave, guardado en ese cajón donde se guardan las cosas importantes, como el corazón. Pero no, sin más, sin motivo… me lo robaron. Me han robado el mes de abril.
Reconozco que me pilló de imprevisto, y quizás no estaba preparada para tanto en tan poco tiempo. En cuestión de días, de horas… he aprendido a sobrellevar dos sentimientos diferentes: la desilusión y el miedo.
Empieza abril con el robo de una ilusión. Ilusión por ese algo que todavía no había llegado pero que confiaba que lo haría. Quería creer que llegaría. Ese algo que antes de existir ya tiene un pedacito de ti, porque el corazón sí me lo dejo robar, pese a tenerlo guardado. Y te queda el vacío, la añoranza por lo que pudo haber sido y la vida se empeñó en no dejarlo ser. La impotencia de no saber qué decir a esas personas que lo han sufrido en primera persona, y que son tan importantes para ti.
Y cuando sólo piensas en recuperar la rutina, en olvidar y pensar que esa ilusión volverá en otro momento… te absorbe el miedo. El verdadero miedo. Y no, no voy a hablar de cierta señora a la que llaman dama y que viste de negro. No. El miedo de verdad, el que tengo desde que perdí a mi padre y que he sabido esconder todo este tiempo.
Salas de espera, silencios, nudo en la garganta y lágrimas contenidas. Café infumable, pasillos interminables, sillones verdes y pases de entrada. Comidas sin sal, manchas de sangre, manchas de vida, rezos sin dueño. El "y ahora qué" que te penetra en las sienes, el miedo a esa cama vacía, a ese "buenas noches" sin respuesta...
Demasiados recuerdos, creo que ese es el problema.
Quizás no sea tan fuerte como aparento ser o como la gente cree que soy. Nunca se me ha dado bien mentir, pero en apariencias saco ventaja al resto. Poca gente me conoce de verdad, o a poca gente le dejo que lo haga. Y aunque ya he recuperado las horas de sueño y "mi cuerpa" ya está descansada, mi cabeza… ya en casa... aún necesita tiempo para superar este robo. Demasiadas cosas en tan poco tiempo, y demasiado miedo contenido, demasiado.
Creo que me ha quedado todo demasiado serio (fan de "demasiado"), no? y algo positivo tengo que sacar de este mes robado. Por si me quedaba alguna duda, que no es el caso, tengo la suerte de contar con una familia increíble y con unos amigos envidiables. No tengo palabras para agradecer todo el cariño recibido durante estos largos días. Mención especial también a esas personas que no llegan a alcanzar el "escalón de amistad" pero que han estado cerca con sus mensajes de apoyo, e incluso robándome una sonrisa en más de una ocasión. Y se agradece, vaya si se agradece.
De todo se aprende, y está claro que cuando mejor crees estar… la vida te presenta su lado más feo. Buscar momentos de felicidad… comedida, ese va a ser mi objetivo. Y vivir, intentar vivir mientras me dejen, y seguiré confundiendo con estrellas todas las luces de neón, todas!
Bueno… y esa dama… qué decir de ti, Dama de Negro, qué decir de ti!!! Encantada de NO haberte conocido, los cigarros que no me he fumado por tu culpa me los estoy fumando ahora a tu salud. Que vaya miedo me has hecho pasar, alma de cántaro… vaya miedo!! Prometo dedicarte una entrada de blog entera, que te lo mereces.
Después de este puñado de palabras, escritas con poco sentido, escaso vocabulario y poca gracia (creo que se nota que soy de ciencias puras y que el sueño se está apoderando de mi por momentos), me despido, no sin antes regalar una canción, como es menester.
¿Quién me ha robado el mes de abril? - Joaquín Sabina
domingo, 30 de marzo de 2014
qué risa maría luisa
Una de las cosas que peor he llevado siempre, y que aún hoy me cuesta digerir en exceso, es la falta de sentido del humor.
Por faaaavor… ¿de verdad es tan difícil sonreír? ¿no es ya la vida demasiado dura como para no tomársela, en la medida en que se pueda, con un poco de humor?
No me las voy a dar aquí de filósofa ni nada por el estilo. Si en su día aprobé filosofía con buena nota fue, en gran parte, por la curiosa atracción física que sentía hacia mi tremendamente atractivo y entrado en años profesor de instituto. Considero que la devoción hacia una asignatura aumenta considerablemente cuando tienes un profesor al que ves como el futuro padre de tus hijos, más cuando tienes 15 años. Pero este es otro tema del que no tengo ninguna necesidad de hablar ahora, creo. Pues bien, mi filósofo preferido siempre fue Nietzsche, y él decía que "el hombre sufre tan terriblemente en el mundo que se ha visto obligado a inventar la risa". Ya sea inventada o sea innata al ser humano, las risas... son tremendamente maravillosas.
Reír hasta que te duela, he ahí la cuestión. Reírse de lo absurdo, de los recuerdos, de una imagen, de otra risa. Reírse inesperadamente, por sorpresa, porque una amiga tuya se cae en medio de un botellón con un pluma blanco o porque otra tiene los pelos como la Duquesa de Alba. Reírse de todo, reírse sólo por cruzar una mirada con alguien, reírse de Lupe, reírse de Nerea… Por favor! riámonos todos de la tos de Nerea!! (os quiero a ambas mucho, que conste) ;-)
Entiendo que no toda la gente comparta el mismo sentido del humor que yo, ni lo pretendo. Pero tampoco entiendo a estas personas que se levantan, literalmente… con un palo metido por donde la espalda pierde su nombre. A ver… que la vida son dos días, y para un rato que vamos a estar aquí… vamos a reírnos, que no cuesta nada. No pido carcajadas, no pido eso. Pero sonreír… por dios, ¿tan difícil es sonreír?
Trabajo detrás de un mostrador desde hace doce años, así que os podéis imaginar a la cantidad de gente que he atendido y con la que he tratado durante todo este tiempo. Siempre he intentado algo, y os aseguro que no todos los días es fácil sonreír, pero siempre he intentado que esa persona a la que atiendo… sonría, aunque sea sólo una ligera mueca, pero que sonría. A veeeeer… si además de sonreír se lleva dos pulseras y cuatro pares de pendientes mejor, tampoco voy a ser yo ahora aquí Miliki, que no hay necesidad y las sonrisas, por desgracia… hasta ahora no me dan de comer. Pero entrar en un sitio y encontrarte una especie de cara seca e inmutable… lo considero totalmente fuera de lugar. Esa persona no tiene culpa de que tengas un mal día. Pero bueno, también creo que me estoy metiendo en otro tema. Después de tantos años trabajando en una tienda, podría escribir una trilogía al estilo Larsson sobre los tipos de clientes a los que he atendido, y no es a lo que he venido yo aquí, que yo he venido aquí a hablar de la risa!
Y habrá días en los que te apetezca quedarte en la cama, en los que no encuentres explicación al calendario y ni siquiera seas capaz de mirarte al espejo, claro que los habrá, y muchos! Pero incluso esos días, debemos levantarnos por la mañana y poner un pie delante del otro, caminar y sonreír. Porque si no nos reímos de la vida… la vida termina riéndose de nosotros, y os lo digo por experiencia, que de mi se ha reído en muchas ocasiones. ¿Y sabéis qué? que no merece la pena, porque a la hora de la verdad sólo permanecen los buenos momentos, las risas y la gente tan increíble que tienes alrededor. Nada más. El resto de las cosas… a guardarlas en ese cajón del que nunca debieron salir. Que ya tendremos tiempo de sufrir, que ya nos dará la vida con su indecente maza, mientras... sonriamos, y si puede ser con la boca abierta y escandalosamente… mucho mejor ;-)
Por faaaavor… ¿de verdad es tan difícil sonreír? ¿no es ya la vida demasiado dura como para no tomársela, en la medida en que se pueda, con un poco de humor?
No me las voy a dar aquí de filósofa ni nada por el estilo. Si en su día aprobé filosofía con buena nota fue, en gran parte, por la curiosa atracción física que sentía hacia mi tremendamente atractivo y entrado en años profesor de instituto. Considero que la devoción hacia una asignatura aumenta considerablemente cuando tienes un profesor al que ves como el futuro padre de tus hijos, más cuando tienes 15 años. Pero este es otro tema del que no tengo ninguna necesidad de hablar ahora, creo. Pues bien, mi filósofo preferido siempre fue Nietzsche, y él decía que "el hombre sufre tan terriblemente en el mundo que se ha visto obligado a inventar la risa". Ya sea inventada o sea innata al ser humano, las risas... son tremendamente maravillosas.
Reír hasta que te duela, he ahí la cuestión. Reírse de lo absurdo, de los recuerdos, de una imagen, de otra risa. Reírse inesperadamente, por sorpresa, porque una amiga tuya se cae en medio de un botellón con un pluma blanco o porque otra tiene los pelos como la Duquesa de Alba. Reírse de todo, reírse sólo por cruzar una mirada con alguien, reírse de Lupe, reírse de Nerea… Por favor! riámonos todos de la tos de Nerea!! (os quiero a ambas mucho, que conste) ;-)
Entiendo que no toda la gente comparta el mismo sentido del humor que yo, ni lo pretendo. Pero tampoco entiendo a estas personas que se levantan, literalmente… con un palo metido por donde la espalda pierde su nombre. A ver… que la vida son dos días, y para un rato que vamos a estar aquí… vamos a reírnos, que no cuesta nada. No pido carcajadas, no pido eso. Pero sonreír… por dios, ¿tan difícil es sonreír?
Trabajo detrás de un mostrador desde hace doce años, así que os podéis imaginar a la cantidad de gente que he atendido y con la que he tratado durante todo este tiempo. Siempre he intentado algo, y os aseguro que no todos los días es fácil sonreír, pero siempre he intentado que esa persona a la que atiendo… sonría, aunque sea sólo una ligera mueca, pero que sonría. A veeeeer… si además de sonreír se lleva dos pulseras y cuatro pares de pendientes mejor, tampoco voy a ser yo ahora aquí Miliki, que no hay necesidad y las sonrisas, por desgracia… hasta ahora no me dan de comer. Pero entrar en un sitio y encontrarte una especie de cara seca e inmutable… lo considero totalmente fuera de lugar. Esa persona no tiene culpa de que tengas un mal día. Pero bueno, también creo que me estoy metiendo en otro tema. Después de tantos años trabajando en una tienda, podría escribir una trilogía al estilo Larsson sobre los tipos de clientes a los que he atendido, y no es a lo que he venido yo aquí, que yo he venido aquí a hablar de la risa!
Y habrá días en los que te apetezca quedarte en la cama, en los que no encuentres explicación al calendario y ni siquiera seas capaz de mirarte al espejo, claro que los habrá, y muchos! Pero incluso esos días, debemos levantarnos por la mañana y poner un pie delante del otro, caminar y sonreír. Porque si no nos reímos de la vida… la vida termina riéndose de nosotros, y os lo digo por experiencia, que de mi se ha reído en muchas ocasiones. ¿Y sabéis qué? que no merece la pena, porque a la hora de la verdad sólo permanecen los buenos momentos, las risas y la gente tan increíble que tienes alrededor. Nada más. El resto de las cosas… a guardarlas en ese cajón del que nunca debieron salir. Que ya tendremos tiempo de sufrir, que ya nos dará la vida con su indecente maza, mientras... sonriamos, y si puede ser con la boca abierta y escandalosamente… mucho mejor ;-)
ríe - d'callaos
lunes, 24 de marzo de 2014
ese día
Ese día supe que nunca sería la misma persona que antes, y no me equivocaba, nunca lo he vuelto a ser. Ese día, de hace ya trece años, también pedí algo. Pedí que la gente de mi alrededor, las personas importantes en mi vida y que tan cerca habían estado de mi durante aquellos eternos tres meses, nunca pasaran por lo mismo que estaba pasando yo. En ningún momento pensé "por qué a mi", sólo me repetía una y otra vez… "por favor, a ellas no".
Años después no se ha cumplido. Estaba claro que igual que la vida se cebó conmigo aquel día, seguiría mostrando su lado más feo e injusto frente a la gente que no se lo merecía. Y así ha sido, y así sigue siendo. Y aún hoy soy incapaz de reaccionar ante esa situación, no se qué decir, qué hacer, cómo actuar… Imposible describir el dolor que me provoca escuchar de la boca de alguien que me importa el… "Geli, ahora te entiendo".
No quiero que me entendais, nunca he querido ni he pedido que lo hicierais. Yo estaba en un lado y vosotras en el otro. Y desde él me ayudasteis con cada gesto, sonrisa o palabra que me regalabais… a que cada día fuera todo un poco más fácil. Soy incapaz de explicar lo que siento cuando sois vosotras las que estais en ese lado y yo en el otro. A veces incluso deseo que esos lados se cambien, y ser yo la que pierdo a alguien y no vosotras las que sentís eso.
Es muy complicado hablar de todo esto, y por suerte… hasta hace tres años, cuando viví ese cambio de lado por primera vez y sufrí uno de los mayores golpes que he recibido y recibiré en mi vida, no había ni siquiera pensado en ello. Y es que cuando el dolor se une a la impotencia, se convierte en algo verdaderamente insoportable.
Curioso… lo bonita que me puede llegar a parecer la vida en la sonrisa de mi sobrina y lo fea y dura que puede llegar a ser en días como hoy. La pregunta es... si compensa, y hay momentos en los que lo dudo.
Años después no se ha cumplido. Estaba claro que igual que la vida se cebó conmigo aquel día, seguiría mostrando su lado más feo e injusto frente a la gente que no se lo merecía. Y así ha sido, y así sigue siendo. Y aún hoy soy incapaz de reaccionar ante esa situación, no se qué decir, qué hacer, cómo actuar… Imposible describir el dolor que me provoca escuchar de la boca de alguien que me importa el… "Geli, ahora te entiendo".
No quiero que me entendais, nunca he querido ni he pedido que lo hicierais. Yo estaba en un lado y vosotras en el otro. Y desde él me ayudasteis con cada gesto, sonrisa o palabra que me regalabais… a que cada día fuera todo un poco más fácil. Soy incapaz de explicar lo que siento cuando sois vosotras las que estais en ese lado y yo en el otro. A veces incluso deseo que esos lados se cambien, y ser yo la que pierdo a alguien y no vosotras las que sentís eso.
Es muy complicado hablar de todo esto, y por suerte… hasta hace tres años, cuando viví ese cambio de lado por primera vez y sufrí uno de los mayores golpes que he recibido y recibiré en mi vida, no había ni siquiera pensado en ello. Y es que cuando el dolor se une a la impotencia, se convierte en algo verdaderamente insoportable.
Curioso… lo bonita que me puede llegar a parecer la vida en la sonrisa de mi sobrina y lo fea y dura que puede llegar a ser en días como hoy. La pregunta es... si compensa, y hay momentos en los que lo dudo.
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