"Perdona, te puedo haces una pregunta? tú entiendes?"…
Pereza. Esta es la palabra que mejor define lo que se me pasó por la cabeza anoche, cuando un muchachín con cierto aspecto de mirlín cuando lo mirabas de perfil, se me acercó en un bar donde me encontraba buscando risas con mis amigas y me hizo esa pregunta.
Cuando llevas más de media vida aguantando que la gente, te conozca o no, hable sobre tu condición sexual, llega un momento en que te cansas. Reconozco que mi apariencia física no es la más femenina del mundo, que llevo el pelo corto porque me da la gana, que no uso tacones porque me parece una gilipollez estar incómoda pudiendo calzar unas buenas converse y que disfruto viendo el fútbol con una buena caña en mano, aunque jugando no sepa ni darle al balón, pero joder… ya está bien, no? tanto le interesa a la gente con quién me acuesto o no? en serio? Me parece de coña que hoy en día sigan existiendo personajes que se preocupen de esas pamplinas, de verdad…
"A ti no te voy a decir con quién me acuesto, porque simplemente no te importa". Eso fue lo que le contesté anoche al celestino de turno que me preguntó por mi entendimiento. La mayoría de las veces contesto con un "no" tajante, pero ayer lo pensé, y en realidad… porqué narices tengo que dar yo explicaciones, acaso yo las pido?
No se ni porqué estoy perdiendo el tiempo escribiendo sobre esto. Seguirá habiendo gente vacía y aburrida que siga inventándose historias sobre una doble vida homosexual que se supone que llevas, que te siga poniendo la etiqueta que le venga en gana, que te trate de forma distinta porque no sigues el patrón que debe seguir una mujer en la forma de vestir y actuar… En realidad, que piense eso la gente que no te conoce… vale, me da igual, me debe dar igual. Pero ya que lo haga la que te conoce… joooooder, manda huevos! pero bueno, eso es otro tema en el que no voy a entrar, siempre habrá "bocachanclas" aburridas de su propia vida a las que hay que entretener.
Prejuicios y gilipolleces de una sociedad que hemos creado nosotros mismos. Está claro que si te sales de "lo normal" te señalan con el dedo, y lo seguirán haciendo. Que pereza, de verdad...
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