jueves, 7 de julio de 2011

vinagre y rosas

Pues sí, estuve en Ávila, donde esa noche no arrancaron los coches y se detuvieron todas las factorías, donde se encendieron las velas y se cerraron los teatros y los hoteles, donde dejamos colgada la caprichosa luna sobre los cines.
En otro momento habría dicho que fui feliz bajo el cielo de Gredos, y quizás así fue, y que necesitaba escuchar a Sabina más que nunca, y quizás lo escuché. Puedo hablar de las rosas, que me encantó Calamaro, que disfruté con él más de siete segundos, que me prendí a su botella vacía y que no me lastimaron sus crímenes perfectos. Que no tengo palabras para describir lo que sentí esa noche contigo, Joaquín, que perdí la voz convirtiéndome en un ave de paso, que por momentos soñé con ser Magdalena, que me sentí un pez de ciudad levantándole la falda a la luna y gritando peor para el sol, que por suerte el fin del mundo nos pilló bailando, y que como además sale gratis soñar, no hizo falta preguntar en ninguna farmacia por esas pastillas.
Y sin embargo… no todo fueron rosas, o quizás esas rosas tenían demasiadas espinas, y las lágrimas se escaparon con esa canción, con la que iba a llamarte. Porque si vivir es jugar… hay veces en las que no te apetece seguir jugando, porque las instrucciones no siempre se entienden, porque entran ganas de guardar ese juego y no sacarlo nunca más, porque seguro que ni viviendo dos veces podría olvidar la impotencia que he sentido estos días y que hoy aún siento. Paloma fue para ti, y esos aplausos no fueron para Andrés.

Y sí, estuve en Ávila, pero lo hubiera cambiado todo por estar esa noche contigo, porque recuerdo cómo estaba yo hace diez años y no quiero que pases lo mismo, porque me duele sólo de pensarlo, porque no te lo mereces, porque él no se lo merecía. Pensándolo mejor… creo que el fin del mundo no nos habría pillado bailando. Noche inolvidable, por el vinagre… y por las rosas, por tus lágrimas, por ti y por él.

A pesar del vinagre y las espinas, fui feliz durante las cuatro horas que duró ese concierto, porque como he dicho antes… necesitaba más que nunca que Sabina me cantara esa noche. Gracias a todos los que lo hicisteis posible.













MÚSICOS EN LA NATURALEZA
Hoyos del espino (Ávila) - 02/07/11

2 comentarios:

Almudena dijo...

Muchas gracias AMIGA. Ojalá todas las personas de este mundo pudieran contar con alguien como tú a su lado. Yo tengo la suerte y por eso doy gracias. Y te doy las gracias, HERMANA.

gelisbeth dijo...

La suerte la tengo yo por dejarme ser tu amiga, y si tuviera que ponerme a darte las gracias yo a ti… no tendría espacio en todos los blogs del mundo. Te quiero, HERMANA ;-)