Aunque ya estoy acostumbrada a echarte de menos, aún no he aprendido a hacerlo. No se si es porque mi vida es una rutina y tú consigues que desconecte de ella, o porque logras que cambien mis días, pero contigo aquí es todo más fácil.
Tranquilidad, eso es lo que siento cuando estás, y eso es lo que he sentido estos días, desde la noche en que me fuiste a recoger en coche hasta el (repetido) momento en que me despido de ti. Tranquilidad, cuando llego a un bar y tengo mi caña recién servida encima de la mesa, cuando haces que un día normal se convierta en especial, cuando me mandas una foto de mi portal a las 4 de la mañana y me dices que baje porque me has notado raruna… Porque contigo es todo muy fácil, y no hay día en el que no eche de menos esa facilidad, esa tranquilidad, ese "sin prisas", ese "estamos en contacto". Porque siempre cuentas conmigo, porque te preocupas por mi, porque temo tus "tercer grado", porque te quiero… Por todo eso y mucho más te doy las gracias esta noche.
Porque nuestras vidas van en paralelo, pero por suerte nunca dejarán de cruzarse.
Gracias, pequeña.
2 comentarios:
Eres tonti... Cada vez que hojeo tu blog y me topo con esta entrada se me arruga el estómago!
Te quiero!!
Me da a mi que también te quiero, y eso que eres un anónimo ;-)
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