sábado, 23 de mayo de 2015

Corchuela

Uno de estos lugares de los que quedan pocos. Uno de esos bares toscos, castizos, puros, tradicionales. Uno de los pocos sitios que calificarlo como mítico se queda corto.
Cuántas promesas incumplidas, sueños por cumplir, cumpleaños celebrados, ferias calurosas de San Juan, comidas de empresa, partidos de fútbol, cañas de fin de carrera. Cuántas risas, cervezas, vinos, tapas de jamón, olores a bayetas, vasos arañados. Cuántas raciones de croquetas, carnes al ajillo, alitas de pollo, cigarros fumados, fritanga en ropa, fotos de grandes futbolistas en las paredes.

Cuántos innumerables momentos vividos en este bar, cuántas horas sobre esa barra, sobre esas mesas, sobre esos barriles. Cuántas palabras malsonantes le saldrían a Chicote si visitara su cocina... Cuántas!? Prefiero no saberlo nunca.

Pero en "La Corchuela", al igual que en"Tiffany's"... nada malo te puede pasar, verdad?







lunares

Cuando de repente, una antigua canción consigue provocarte una melancolía extraña cuando la escuchas. Pocas veces pasa.
Y es entonces cuando no hace falta nada más. Canciones especiales que se convierten en únicas.



lunares - malahe



miércoles, 20 de mayo de 2015

torres que esconden historias

Hay historias y etapas que nunca terminan. Otras en cambio sí. Aunque se mantengan guardadas, pero acaban.
¿Cuál es el motivo por el que anoche elegí fotografiar la Torre de Espantaperros desde esa calle? Porque durante diez años, ha sido el marco perfecto que guardaba nuestra historia. Esa torre, esas paredes, esos adoquines... son testigos de una década conviviendo, no viviendo, en esa calle, en esas luces, en ese mundo.

Echo de menos esa torre. Esa torre y todo lo que esconde. Desprende algo especial y único que cada persona captamos de forma diferente. A veces te susurra, a veces te observa, pero siempre te lanza un guiño, cómplice de momentos, de sentimientos, de vidas. Siempre en silencio, siempre impasible. Se mantiene.

Añoro esa época.

Curioso, pero unas de las cosas que más echo de menos de todo aquello son los temas de conversación. Antes podía amanecernos hablando de cosas irrelevantes, con el único fin de reírnos... y de solucionar el mundo, claro está. Ahora raramente nos amanece, y el tema "bodas & niños" adquiere una importancia mucho mayor de la que debería tener, o al menos, de la que desearía que tuviera.
Hace poco hablé de esto con alguien. A raíz de esta conversación y siguiendo con esa manía de lanzar teorías que dejan a Newton a la altura del betún, nació "La Teoría del Calostro".
Se supone que cualquier teoría debe estar basada en un examen y comprobación de los hechos, por lo que aún no puedo confirmarla en primera persona. A falta de ello y de un enunciado correcto y formal, puede resumirse y referirse a algo así: cuando en una conversación de varias personas, el tema principal durante más de una hora es el calostro, algo está cambiando alrededor, aunque te niegues a aceptarlo.

Ante esto, que conste (en acta, incluso) que no es ninguna queja, que acabo de ser de nuevo tía por partida doble y a mi me flipan los niños, pero nos estamos haciendo mayores a pasos de gigantes y no somos del todo conscientes de ello. O nos negamos a serlo, que también puede. Y hay temas que me aburren soberanamente, un ratito sí, dos horas... excesivo.

En fin, queda pendiente profundizar más en este tema y terminar de desarrollar la teoría por la que se me empieza a conocer más allá de las fronteras: "La Teoría de la Tara", que debido a su éxito, muy pronto aparecerá en todos los medios, en los libros de texto de nuestros hijos y en más de un graffiti callejero.

Sin más que añadir, y centrándome en lo que había venido yo hoy a hacer aquí, os dejo una foto que demuestra que tengo que aprender aún muchísimo de fotografía... y que nuestra ciudad es realmente hermosa.




Torre de Espantaperros desde Calle Sepúlveda. Badajoz.