lunes, 23 de julio de 2012

¿qué falta le haría otro ángel al cielo?

Todavía hoy me descubro escribiendo su nombre en google esperando encontrar las nuevas fechas de su próxima gira o el lanzamiento de su esperado tercer álbum. Ya ha pasado un año de aquel maldito 23 de julio y aún no me he hecho a la idea de que esa persona a la que tanto admiraba apareciera muerta en su casa de Camden.

Recuerdo que estaba en mi habitación y que mi madre gritó de lejos que fuera un momento al salón. Cuando llegué me preguntó si Amy Winehouse era la cantante esa que me gustaba tanto, le dije que sí, que qué pasaba, y me dijo que acababan de decir en la tele que se la habían encontrado muerta en su casa. Tardé sólo unos segundos en volver a mi habitación y teclear en el ordenador su nombre. No me lo creía. Era verdad. 
Las piernas me temblaban, me senté y durante varios minutos lo único que hice fue llorar. Sólo pude coger su "Back to black", ponerlo y darle al play. Mientras que a la mayoría de la gente le vendría a la cabeza la frase "se veía venir", yo sólo me preguntaba… "por qué". No me lo creía, y aún hoy me cuesta hacerlo.

Es absurdo hablar de todo esto ahora, pero el año pasado fui incapaz de escribir una sola palabra sobre esto. Ayer le recordé ese día a mi amigo Carlos, y aunque él no lo recordaba, no olvido un mensaje suyo diciendo "no se quede en casa hoy, quede conmigo" y los posteriores vinos que nos tomamos en honor a esta gran voz. Me salvaron. Está claro que es muy duro perder a una persona cercana, pero también es muy duro perder a esa persona a la que admiras por encima de todo, aunque no la conozcas, pero esa admiración la convierte en una pequeña parte de ti. Y una pequeña parte de mi murió aquel sábado en Londres.

¿Qué me gustaba de ella? ¿Qué era eso que le hacía especial o diferente al resto de cantantes? Es algo difícil de explicar, hay voces que no sólo se escuchan, se absorben, y que son capaces de permanecer dentro de ti para siempre. A esto se le sumaba su estilo, su forma de bailar… Todo lo hacía de una forma peculiar que sólo ella podía y sabía hacerlo. Era única. Aparte, y sin ser consciente de ello, hizo que empezara a escuchar un tipo de música que nunca había escuchado, y no sólo escucharla, me enseñó a vivirla. Y ahora, cuando escucho a Dinah Washington, a Ella Fitzgerald, a Sam Cooke… siempre imagino cómo quedaría esa canción versionada por Amy. Si le cambiaría el ritmo, si la dejaría igual, si la cantaría sola con su guitarra… Teniendo en cuenta que, para mi, su versión de "Teach me tonight" supera incluso a la de Dinah, se que podría haber grabado verdaderas maravillas. Y me duele pensar que ya no podrá hacerlo.

Amy Winehouse ha sido y será mi artista favorita de todos los tiempos. Nadie me ha hecho sentir nunca tanto con una sola canción, ni nadie me ha provocado tantos nervios y felicidad en un directo. Le admiré, le admiro y le admiraré siempre, y creo que ha dejado un vacío en el mundo de la música que nadie nunca podrá llenar. Sólo puedo dar las gracias por ese puñado de grandes canciones que nos ha dejado, y por haber compartido su talento con el resto mundo.

Para mi nunca morirá, y pidiéndole prestadas unas palabras a Serrat, y siguiendo sin entender porqué pasó lo que pasó hoy justo hace un año, de verdad… ¿qué falta le haría otro ángel al cielo?





miércoles, 11 de julio de 2012

guantes de rita hayworth

Una amiga mía siempre me dice que no le gusta "Sabina versionao". Como la considero una de mis referentes sabineras, sus palabras hacia este poeta siempre son dignas de obedecer, ésto… unido a que recientemente semejante personaje como Pitingo nos ha destrozado (literalmente) los tímpanos con una indecente e innecesaria versión del flaco, está provocando que cada vez piense de la misma forma que ella y que, con permiso de María Jimenez, cada día soporte menos que las canciones de Sabina caigan en manos (y en voz) de personas ajenas a él. Pero de ese saco, ya bastante extenso y que por desgracia aumentará de forma considerable y cruel cuando el poeta entregue definitivamente su equipo, saco esta versión de Carlos Valera, que ni mucho menos logra alcanzar la brillantez de la original, pero que tiene un "no se qué que qué se yo" que hace que me guste.

Con todos mis respetos, don Joaquín…





martes, 10 de julio de 2012

pequeñas y simples

El ser humano continuamente se queja, tengamos más o tengamos menos… nos quejamos. Nos quejamos porque nunca tenemos suficiente, siempre queremos más, siempre tenemos la carencia de ese "algo" que necesitamos para ser felices. Somos infelices por naturaleza, y no paramos de quejarnos por ello. Por la rutina, por el trabajo, por el dinero, por el físico, por la mala suerte. Por todo.

A medida que vas creciendo aprendes a vivir, hay cosas que te enseñan y otras que aprendes por ti mismo. Pero hay algo que nadie te puede enseñar, que pocas veces aprendemos y que deberíamos tener presente desde pequeños, y es valorar lo que tenemos. Y no lo hacemos, casi nunca lo hacemos. Porque somos egoístas, siempre queremos más. 

¿Te has parado a pensar alguna vez qué es para ti la felicidad? Aprender a valorar tu vida es esencial para empezar a ser feliz. Por desgracia, nuestra sociedad nos ha mostrado una clase de felicidad basada en el consumismo. Más tengo… más feliz soy. Y no es así, la felicidad es algo más sencillo, la felicidad es aprender a disfrutar de lo que tienes, desde lo más pequeño a lo mayor. Una sonrisa, un abrazo, una mirada, una frase, una… simple palabra. No valoramos nada, ¿para qué? es más fácil quejarse. Y esa rutina de insatisfacción se convierte en una nube negra que nos impide ver más allá de nosotros mismos, y no nos damos cuenta de que la vida quizás se esté portando demasiado bien con nosotros. Que tendremos nuestros problemas, pero que a lo mejor para algunas personas el problema es no poder ni tan siquiera sonreír, el no poder vivir. Y lo ignoramos, es más fácil seguir comportándonos como unos putos egoístas y pensar que la vida con quien se ha cebado es con nosotros, porque no tenemos el trabajo de nuestros sueños o porque no nos podemos ir de vacaciones este verano. Joder, que la vida es algo más que eso, que lo que de verdad importa, por suerte, lo tenemos al alcance de la mano, y que no le prestamos atención porque nunca nos ha faltado. Y que hay gente que nunca lo ha tenido. Que nunca ha tenido esa mano que necesitaba para levantarse, que nunca ha tenido esa sonrisa, ese abrazo, esa mirada, esa frase, esa… simple palabra. Y que mientras nosotros nos quejábamos por suspender un examen o por no poder ir a un concierto, había personas que buscaban esas "pequeñas y simples" cosas por el camino equivocado, ignorando que al mismo tiempo su vida se iba consumiendo poco a poco, hasta llegar incluso a desaparecer por completo. 

Y puede que al final sea así, que la vida con quién ha sido más injusta... es con nosotros, por no darnos esa capacidad de valorar lo que tenemos, hasta que llega el día en que te cruzas con esa persona que en su día se perdió y entregó su propia alma por tener todo aquello que a nosotros nos parece insignificante, pero que verdaderamente es lo que da sentido a este absurdo juego llamado vida. Y es cuando empiezas a valorar.





sábado, 7 de julio de 2012

martínez




Estando Martínez castigado en clase
de rodillas y de cara a la pared,
vestido de luto por parte de madre,
lo alcanzó la muerte por primera vez.

Le dejó los mocos, se llevó el pañuelo.
¿Qué falta le haría otro ángel al cielo…?

Cansado de herirse con su propia mano
con su prima hermana decidió morir.
Dulce la agonía y grande el desencanto
pero no por ello dejó de insistir

en catar las mieles del fruto prohibido
aunque en adelante pagó en efectivo.

La tercera muerte fue en extremo grave,
le dejó secuelas en el corazón.
Llegó por la espalda, de la mano suave,
con alevosía y premeditación

de aquella que amaba y a quien tanto quiso.
Le quitó las llaves y lo echó del piso.

La cuarta reposa bajo los cascotes
de lo que fue un día el muro de Berlín.
Un quinto cadáver se ahogó en el escote
turbulento de Juanito el andarín

etiqueta negra. Y por quinta vuelta
lo llamó la muerte y él no abrió la puerta.

Una sexta muerte le llegó cortada
en una papelina primera edición.
No fue menos muerte por ser anunciada
ni fue menos grave por ser de salón.

Y aunque nadie daba un duro por el tipo,
Martínez tampoco entregó el equipo.

En persona, el propio Ángel de la Muerte
furioso y curioso a enfrentarlo fue
y para su sorpresa se halló frente a frente
a otro ángel caído, caído de pie.

Y su mala vida y su burlada muerte
a rondar la luna se fueron los dos.
La vida cantando ronca de aguardiente,
la muerte le hace su segunda voz.

Letra: Joan Manuel Serrat
(dedicada a Joaquín Martínez Sabina)

miércoles, 4 de julio de 2012

sin más

Después de un junio difícil, con muchas horas en casa, llamadas que no llegan y demasiado miedo, me llega al recuerdo un viernes de hace cuatro años, sin duda uno de los días más felices de mi vida. Iré a más festivales, disfrutaré de más conciertos, pero nunca volveré a vivir algo así. El entorno, los problemas, sentimientos, momentos, vida… han cambiado. Cuatro años han dado para mucho, no soy la misma persona y todo lo que me rodea es diferente. Mismas personas, misma vida… pero todo distinto. Y ella ya no está. Nunca volveré a sentir esos nervios minutos antes de un concierto. Fui feliz, y por eso lo recuerdo hoy, a los cuatro años, y lo recordaré así el resto de mi vida, sin más...