Este verano ha sido largo. Cuando te pasas horas delante de unos apuntes buscando de nuevo esa ilusión por estudiar y conseguir algo, tienes tiempo para pensar. Después de unos meses sin encontrarle sentido a nada de lo que estaba haciendo, me he dado cuenta que no merece la pena perder el tiempo, que lo más fácil es quejarse, en vez de valorar lo que tienes.
Todos soñamos con lo que no tenemos, con ser lo que no somos... y esto en realidad para qué vale? para amargarte y no darte cuenta de lo que verdaderamente importa: que lo que tienes puede ser increíble si aprendes a valorarlo.
Estaba ya cansada. Cansada de creer levantarme bien y encontrar siempre un motivo para venirme abajo, que habrá días malos, pero no voy a dejar que se me escapen los buenos, ya he perdido demasiado tiempo. Hoy, después de mucho tiempo, puedo decir que estoy bien. Feliz? hay alguien que de verdad se considere feliz? siempre hay algo que te impide serlo. Pero... momentos felices? por suerte muchos.
Ya está bien. Ya está bien de quejarme, de taparme los ojos y no ver lo que tengo delante. Tengo una familia increíble, unas amigas que no me las merezco, un trabajo que me encanta... y una carrera apunto de terminar, qué más puedo pedir?... una cerveza fresquita y la gente que quiero alrededor, no hace falta nada más para sonreir, mañana puede ser un día soleado, no todos van a ser grises, sólo hay que aprender a colorearlos.
Hoy sólo puedo dar gracias, por lo que tengo y por lo que soy gracias a vosotros. Hay muchas cosas bonitas y no quiero perderme ninguna más por tener las gafas empañadas.
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