Hace ya varios días que firmé el nuevo contrato, pero hasta hoy no he sido capaz de escribir ni una sola palabra, y aún dudo que pueda hacerlo.
Sabía que llegaría este día, pero temía que llegara. No es dejar un trabajo, no es un trabajo, es dejar una vida, porque para mi Strass ha sido mucho más que eso.
Nunca seré capaz de agradecer lo suficiente todo lo que le debo a mi hermano y a mi cuñada por confiar en mi en aquel momento, cuando ni yo misma lo hacía, y nunca podré agradecer a este trabajo todo lo que ha hecho por mi, porque la persona que soy ahora mismo, en gran parte… se lo debo a él. Dejar un trabajo en el que llevas más de diez años… es difícil, pero dejar algo que forma parte de ti desde hace tanto tiempo… es duro, muy duro, y todavía hoy no me he hecho a la idea, y creo que nunca llegaré a hacérmela.
No soy capaz de escribir. No se si porque las mismas lágrimas me impiden ver bien la pantalla o porque las palabras se quedan insuficientes para todo lo que me gustaría decir ahora mismo. No puedo, de verdad…
Gracias, sólo puedo dar las gracias. Por estos diez años, por todos los momentos vividos, por enseñarme a sonreír cuando sólo me apetecía llorar, por la maravillosa gente que he conocido, por ser la persona más afortunada del mundo día tras día, por ayudarme a ilusionarme de nuevo en navidad, para mi muerta desde hace muchos años, por darme esta oportunidad, por confiar en mi, por aguantarme, por hacerme sentir útil, por convertirme en la persona que soy... por todo… Gracias.
Siempre será un hasta luego, y espero que nunca un adiós. No puedo escribir más…
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