jueves, 4 de septiembre de 2008

Un examen menos

Examen de auditoría hecho.

16:00 horas. Espero sentada en la parada a que llegue el autobús, me monto y consigo sentarme, aunque para ello tengo que adelantar a una señora que pretendía hacer lo mismo. Repaso las últimas cosas mientras que Marlango me canta al oído. Su pequeña imperfección automática hace más agradable el trayecto, que cada vez se hace más largo. Aparto la mirada de los apuntes un par de veces, lo suficiente para darme cuenta de que no conozco a nadie en el autobús, algo que ya no me extraña.

Llego a la facultad. Todo sigue igual que siempre. Poca gente conocida. Nadie me hace preguntas como pensaba, yo creo que me han visto la cara y han preferido no decir nada. Nos da tiempo a echar unas risas antes de entrar al examen. Aula 2. Buenos recuerdos de ese aula. Llega el profesor. Típica persona que intenta disimular la calva haciéndose la raya casi en la oreja y posando la pelusilla que le queda encima de la coronilla descubierta. Por cierto, gran parecido al señor Burns. Empieza el examen. Una hora escasa y no demasiado difícil, esperanzas de aprobar.

Ya en casita, acabó el día universitario por hoy. Una semana para la nota. A ver si hay suerte.

Ahora me bajo a la tienda, vamos a comprar Paramitas y La Casita de Wendy de verano. Ganas de volver a la rutina, cuando no la tienes a veces es incluso peor, le das más vueltas a la cabeza.

Antes de despedirme le mando un besito a Marite, que me ha dicho que lee lo que escribo. A ver si nos vemos pronto, wapa.

Saludos universitarios
















1 comentario:

Kike M dijo...

No creo que el profesor al que haces mención tenga más pelo que el Sr. Burns, lo que sí es verdad que se peina al modo cortinilla, de una oreja a otra. Buenos recuerdos me trae ese Campus y Antonio Fernández, "aquellos maravillosos años".